12.6.07

El anfitrión

- Sean bienvenidos a mi hogar. Aunque me desagrade el comportamiento tan poco apropiado que han demostrado hasta ahora, son mis invitados. Tal vez pudiera disculpar el comportamiento de la señora McFury por su condición, pero caballeros, la alta cuna a la que pertenecen ambos exige de un comportamiento correcto y un respeto a las normas de cortesía que parecen ignorar. Dejarán inmediatamente sus armas en el ropero, tal y como la señora Nic Sinóid ya ha solicitado. En cuanto lo hagan podrán acomodarse en las habitaciones.

El caballero os impreca mientras baja por las escaleras. Su vestimenta es impecable, aunque el aspecto desastrado de su cabello y barba, los ojos cansados y la aspereza de su voz rebajan considerablemente su porte. En sus grandes manos porta un anillo blasonado y la cicatriz inequívoca de un cuchillo Thuggee. Los oscuros cabellos contrastan fuertemente con la tez blanquecina, casi cadavérica en la que únicamente los ojos pardos revelan la vitalidad de vuestro interlocutor. Al final de la escalera, y en un tono más cordial, concluye:

- Y, Vizconde, lamento que el servicio no esté a su disposición en este momento, pero si tiene a bien disculpar esta pequeña falta puede usar de la cocina y la despensa como considere oportuno. Una vez se hayan acomodado y aseado, trataremos los temas que me han llevado a convocarles hasta la mansión de mi familia.