21.3.07

La visita

Un destello y un estampido os ciegan al abrir la puerta, dejando en la mano de Tadeus una muesca y una quemadura de aspecto desagradable. La neblina parece surgir únicamente del dintel de la puerta puesto que el exterior de la casa está despejado. Una fina línea de una pasta grisacea parece dividir el universo entre el interior de la casa y su exterior.

El ser del exterior se agazapa junto al empedrado que lleva hasta la puerta, husmeando el frio aire nocturno y fijando la mirada en vosotros. Sus ojos relumbran verdosos entre las hojas del rosal, expectantes. Desde el otro lado de la mansión os llegan los sonidos de las caballerias inquietas, piafando, revolviendose en sus cuadras, coceando las puertas...


1 comentario:

L Gato dijo...

Anne Marie frunce levemente el ceño, acordándose de cierto norteño apasionado de la lucha con el que ya tuvo algunos roces.

"¿Es que a ningún hombre se le ocurre hablar antes de disparar...? Como si no hubiese tiempo de hacerlo después..."

Se guarda la espada: o bien la criatura estará muerta y no vale la pena intentar intimidarla para obtener respuestas de ella, o estará lo bastante exaltada por el disparo como para que el cazador tenga que acabar con su existencia.

"Años haciendo de diplomática... Y ahora va a resultar que realmente NO soy tan mala".

-¿Y no ha pensado que podría estar rondando la casa por algún motivo? La niebla parece no afectar al exterior... Antes de disparar podría haber pensado en obtener respuestas de ese ser.

"Pero tanto da, ya es tarde" piensa. Si el ser ataca, hay armas incluso mejores que el acero forjado por el amado de la muerte.